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[[Column 1]]
UNITED WE WON: WOMEN IN THE CHICANO CIVIL RIGHTS MOVEMENT

Writing about the Chicano Civil Rights Movement of the 1960s and 1970s presents such a challenge for me as a woman, since the Movement was always infinitely, passionately rewarding and infinitely, passionately disillusioning. 

Most published works on the movement, including the recent work United We Win: The Rise and Fall of the Raza Unida Party by Ignacio M. Garcia, ignore the important contributions of women, in ideological development, in recruiting for the movement, in building institutions that survive today, in training grassroots and professional class men and women who are today's leaders, and in coalition building outside the Movement. 

The activist traditions included a specific focus to the Chicano Movement and a process of activism involving the family unit. As in past movements, Chicanos in the 1960s sought to make fundamental changes in institutions of the dominant society. The guiding principle was the preservation and maintenance of the family unit. 

Movement leadership in the 1960s expressed this in the concept of "la familia de la Raza", and in the carnalismo/hermandad. La familia de la Raza would unite Chicanos to struggle as a family tied together by the spirit of sisterhood and brotherhood. Movement organizers and leaders promoted this objective through their various efforts. 

Naturally this objective to achieve liberation for Chicanos through a family based movement attracted women from the very beginning. However, a ridiculous double standard was promoted by some male leaders and even some women. To some, "Chicano liberation" literally meant liberation for men, while it was desirable to maintain our culture by having women stay in their place. The presumed "traditional" and stereotypical place for Chicanas, was out of the public view. It was obvious that many in leadership positions proposed to build a movement that was family oriented, requiring arduous work by women, but without consideration for their specific needs. 

It was the desire of women to personally express their opinions on health, the child care crisis, housing needs and political training. Women were involved in major showdowns at the Raza Movement Conference in Austin in 1970 and the Chicano Movement Conference in Houston in 1971. Other conferences and events often marked with attempts at shouting down women speakers and wholesale abuse of women for being "agringada" (anglo) feminists. 

This reactionary ideology sent many of us scurrying to the archives, oral histories and written works to document our historical tradition as activist women and to clarify movement and family values. Like Chincanas in other parts of the nation, Texas Chincanas produced reams of literature, sharing their findings in works like El Magazin, El Caracol, Hembre, Tejidos, and in work, Diosa y Hembra, History and Heritage of Chincanas in the United States.

Armed with knowledge, and laced with culturally specific feminism, women in the Movement excelled in literature, theater, the visual arts, politics and education. In literature, Ines Tovar Hernandez, Teresa Palomo Acosta, Evangelina Vigil, Estela Portilli Trambley, Angela de Hoyos and others made remarkable contributions, continuing their production into the nineties and becoming mentors to contemporary Chincanas. 

In dance Rosita Alvarez fired the imagination of many who formed folkloric ballet groups throughout the state. In the visual arts, Santa Barraza and Carmen Lomas Garza laid the groundwork for Chincana visual expression. Leaders in the arts movement such as Cynthia and Lydia Perez, Romelia Escamilla, and artist Sylvia Orozco become mentors to Rosa Reyes Pitts' generation.

Movement era policy makers and politicians like Maria Antonieta Berriozabal, Choco Meza, Irma Rangel, Virginia Muzquiz, Evey Chapa, Rosie Castro, Juanita Luera, Maria Elena Martinez, Blandina (Bambi) Cardenas, Amalia Rodriguez coming from the movement tradition continue to practice the concept of familial politics that has been our tradition. These leaders have had a remarkable impact on younger politicians and political activists like Lena Guerrero, Veronica de la Gaza, Lulu Flores, Ofelia de los Santos, and Diana Rodriguez who express similar ideologies. 

The fact is that if anybody was challenged during the Movement to find out who they were and why, and how liberated or not they were, it was women. Because they courageously sought and successfully found ideologically-based coping strategies, Chicanas today have the best "survival" and success rates in politics, policy making and in the arts. 

– Martha Cotera, 
Information Systems Development, Austin, Texas

[[Column 2]]
UNIDAS TRIUNFAMOS: MUJERES EN EL MOVIMIENTO CHICANO

Es dificil escribir sin pasión sobre los eventos significativos en nuestras vidas. Y para mi como mujer activa en el movimiento chicano en los 1960s y 1970s es más bien traumático, porque el Movimiento fué una pasión desbordante, y en muchos casos desilusionante.

La mayoría de las obras sobre el movimiento, inclusive la de Ignacio M. Garcia, "United We Win: The Rise and Fall of the Raza Unida Party," ignoran las contribuciones de la mujer en el desarrollo ideológico, en atraer activistas al movimiento, y en desarrollar instituciones que perduran hasta el presente; en preparar a la comunidad de base y a la clase profesional, los líderes de hoy, y en establecer relaciones con grupos fuera del movimiento. Sin análisis de la participación de la mujer no podemos asesorar el impacto del movimiento ni su influencia en el presente.

Esta tradición activista tenía un enfoque muy especial similar al nuestro, y un proceso de activismo involucrando siempre a la familia entera. Igual que en los anteriores movimientos, los Chicanos en los 1960s buscaron cambios fundamentales en las instituciones de la sociedad predominante que controlaba nuestras vidas como Chicanos, y también el principio que nos guiaba fue la conservacion de nuestra base familiar, la cual además llevaba la responsabilidad de cumplir los objectivos del movimiento.

Los lideres en los 1960s expresaban sus metas y estrategias usando el conepto de "la familia de la Raza", y el de carnalismo y hermandad. Los organizadores y lideres entre otros promovieron con ahinco este propósito en sus varios esfuerzos.

Claro que este propósito de lograr la liberación de los Chicanos con apoyo familiar, desde un principio estimuló la participación de la mujer. Y al principio también surgió entre algunos hombres e inclusive entre algunas de las mujeres, un criterio ridiculo en el trato de la mujer. Para algunos la "Liberación del Chicano" era precisamente eso, liberación para el hombre, mientras que segun ellos era necesario dejar a la mujer en el lugar debido para conservar nestra cultura. En el lugar que segun ellos le pertenecia a la mujer mexicana, "tradicional" y estereotipada, fuera de la vista pública. Fué obvio que muchos lideres en el movimiento se proponian a edificar un movimiento orientado a la familia, y con su apoyo, con gran esfuerzo de la mujer, pero sin considerar las necesidades que las mujeres mismas expresaran.

Las mujeres deseaban expresar personalmente sus opiniones sobre la salud, la crisis del cuidado infantil, necesidades en la vivienda y en el entrenamiento politico de la Chicana; esto ocasionó grandes pleitos en más de una ocasión, en la Conferencia de la Raza en Austin, Texas en el 1970; y en la Conferencia del Movimiento en Houston, Texas en el 1971; y algunas veces hasta dentro del mismo Partido Raza Unida (RUP). En otros eventos y conferencias las mujeres oradoras sufrieron abusos y gritos acusándolas de ser "agringadas", y feministas.

Esta ideologia reaccionaria nos echó a correr a los archivos, a la historia de nuestros antepasados, a la literatura, para documentar nuestra tradición cultural como mujeres activistas, y para aclarar los valores del movimiento y los valores familiares. Las Texanas igual que otras Chicanas que sufrian lo mismo en las diversas partes de la nación producimos literatura prodigiosamente, compartiendo nuestros descubrimientos en obras como El Magazin, El Caracol, Hembra, Tejidos, y en mi obra, Diosa y Hembra, Tejidos, y en mi obra, Diosa Y Hembra: History and Heritage of Chicanas in the United States.

Con este conocimiento, y con la con la confianza de basarnos en un feminismo a lo nuestro, que nuestras antepasadas habían forjado en México y en los Estados Unidos, law mujeres en el movimiento dieron rienda suelta a su creatividad, en la literatura, el teatro, las artes plásticas, la política y la educación.  En literatura las escritoras Inés Hernández Tovar, Teresa Palomo Acosta, Evangelina Vigil, Estlea Portillo Trambley, Angela de Hoyos, Carmen Tafolla y muchas otras siguen contribuyendo hasta el presente, convirtiéndose en modelos para la nueva generación de Rosie Reyes Pitts y Cynthia Sánchez.

Líderes en la politica como Maria Atonieta Berriozabal, Alicia Chacón, Choco Meza, la legisladora Irma Rangel, Virginia Muzquiz, Blandina (Bambi) Cárdenas, Amalia Rodrigues, todas de la tradición del movimiento continúan promoviendo la tradicion de la politica familiar.  Estas líderes han infuido bastante en las generaciones mas jovenes inclusive en figuras como Lena Guerrero, Verónica de la Garza, Lulu Flores, Ofelia de los Santos, Y Diana Rodriguez quienes expresan ideologias simlares.

Lo importante es que si a alguien se le retó durante el movimiento para determiner quienes eran y por que, y que tan liberadas o no estaban, fué a la mujer.  Y porque law mujeres con valor y éxito encontraron las respuestas a sus inquietudes, y como se vieron con la necesidad de desarrollar estrategias ideológicas, hoy law Chicanas son las que más unidas y con más éxito han logrado algo de lo que buscaban en la politica, en el arte y en otros campos en los que se esfuerzan. 



[[Right margin]]
CARA
CHICANO ART:
RESISTANCE
AND
AFFIRMATION

Chicanas
today have
the best
"survival"
and success
rates in
politics,
policy making
and in the 
arts.

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